El gofio es herencia directa de la tradición del pueblo aborigen, los guanches. Se trata de una harina elaborada a partir de cereales tostados, sobre todo, cebada, trigo y maíz, y, excepcionalmente, algunas legumbres como garbanzos o habas.
El gofio suele acompañar a algunos de los potajes, así como, amasado o en escaldón, al puchero canario o a la cazuela de pescado. Su uso más extendido es en el desayuno, donde el gofio vuelva a alcanzar protagonismo por tratarse de un producto de cereales clásicos, natural, de un sabor agradable y, por sus valores nutricionales, dentro de una cocina mediterránea, saludable y dietética cada vez más en alza.
También se emplea como postre, mezclado con leche, miel, almendras y pasas. En los últimos años se ha aprovechado su riqueza y sabor incorporándolo a otros ingredientes en la elaboración de licores, helados, turrones y otros platos de repostería.